LITERATURA
- sevillejavi24
- 21 ago
- 2 Min. de lectura
“Pisa suavemente, pues pisas mis sueños”
Hay poemas que no se leen: se sienten. Estos versos de William Butler Yeats nos hablan de algo tan humano como la vulnerabilidad de los sueños. El poeta imagina que, si tuviera telas bordadas con las luces y sombras del cielo, las pondría bajo los pies de la persona amada. Pero como no las tiene, ofrece lo único verdaderamente suyo: sus sueños.
Los sueños como regalo
El desea las telas del cielo
Si tuviese yo las telas bordadas del cielo,
Recamadas con luz dorada y plateada,
Las telas azules y las tenues y las oscuras
De la noche y la luz y la media luz,
Extendería las telas bajo tus pies:
Pero, siendo pobre, sólo tengo mis sueños;
He extendido mis sueños bajo tus pies;
Pisa suavemente, pues pisas mis sueños.

En la vida, no siempre podemos entregar riquezas materiales, pero sí podemos compartir algo mucho más valioso: la esencia de lo que somos. Nuestros sueños, esperanzas y anhelos son el verdadero tesoro que podemos poner en manos de otros.
Hacerlo es un acto de valentía. Significa mostrarnos tal como somos, con la posibilidad de ser comprendidos… o heridos.
Fragilidad y fuerza

Los sueños son frágiles, como hilos delicados que pueden romperse con un solo gesto. Por eso el poeta pide: “Pisa suavemente.”
Esa frase encierra una verdad universal: cuando alguien confía en nosotros lo suficiente como para mostrarnos sus sueños, tenemos la responsabilidad de tratarlos con cuidado.
A la vez, esa fragilidad es también una fuerza: compartir lo más íntimo nos conecta de una manera que nada material puede igualar.
Un eco para nuestra vida
Este poema nos recuerda algo esencial: todos llevamos dentro un mundo de sueños que, aunque invisibles, necesitan ser cuidados. Al ofrecerlos, abrimos un espacio de conexión verdadera con los demás.
Quizá la clave esté en aprender a pisar con suavidad los sueños de quienes nos rodean, y también en atrevernos a extender los nuestros, aun con el riesgo de que puedan ser dañados. Porque sólo así descubrimos la profundidad de la confianza, del amor y de la autenticidad.
Al final, los sueños son el hilo invisible que teje la vida en su forma más pura.



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