Tecnología Si pero...
- sevillejavi24
- 1 sept
- 2 Min. de lectura
Vivimos en un tiempo en el que los jóvenes han nacido con un móvil en la mano. La tecnología no es solo una herramienta: es el escenario donde construyen relaciones, se informan, aprenden y, muchas veces, buscan identidad. Pero también es un espacio donde se pierden, donde el brillo de las pantallas puede apagar la voz interior.
En Alchemy creemos que mirar estos datos no es solo cuestión de estadísticas: es un espejo que nos invita a reflexionar sobre qué necesitan realmente los jóvenes.

Lo que dicen los números
En España, más del 70 % de los menores de 30 años ya utiliza herramientas de inteligencia artificial para buscar productos y servicios, y la mitad confía más en ellas que en los influencers a la hora de decidir qué comprar.
El 31,5 % de los adolescentes pasa más de cinco horas al día conectado durante la semana.
Un 78 % reconoce tener un nivel de enganche elevado a las pantallas, y 1 de cada 3 visita contenidos no adecuados para su edad.
Más de la mitad de los jóvenes se informa ya a través de Instagram u otras redes sociales, por encima de la prensa o la televisión.
Los datos son claros: nunca antes la tecnología había tenido tanto poder en la vida de los jóvenes.
Más allá de la pantalla
La cuestión no es demonizar la tecnología —sería absurdo—. Es una ventana al conocimiento, a la creatividad, a la conexión global. Pero tampoco podemos ignorar el riesgo de vivir demasiado hacia fuera, de buscar en una pantalla respuestas que solo pueden encontrarse dentro.
En Alchemy hablamos de volver a la esencia, de no olvidar que detrás de cada pantalla hay un ser humano que siente, que sueña y que necesita conexión auténtica. La tecnología puede acompañar ese viaje, pero no sustituirlo.

Acompañar en lugar de controlar
Cada vez más centros educativos, familias y expertos coinciden en que no basta con restringir: hay que educar en el uso consciente. Y aquí la labor no es solo de los jóvenes: padres y educadores en los centros tienen un papel clave.
Acompañar significa enseñar a distinguir entre un uso que enriquece y uno que vacía. Significa abrir espacios de diálogo y confianza donde los jóvenes puedan hablar de lo que sienten sin miedo a ser juzgados. La educación emocional y digital no es un esfuerzo individual: es un trabajo de todos.
La verdadera conexión
En el fondo, la tecnología no es el problema: somos nosotros, los adultos y los jóvenes, quienes debemos aprender a darle un sentido. Una pantalla puede ser un puente o un muro, según cómo se use.
La verdadera conexión no depende de un cable ni de una red social, sino de ese hilo invisible que une a las personas cuando se sienten escuchadas, comprendidas y cuidadas.
✨ Porque los jóvenes no necesitan más pantallas: necesitan más espejos donde reconocerse, más raíces para sostenerse y más alas para atreverse a soñar.
Nota final
Dentro de este camino, en Alchemy ofrecemos también un espacio específico de Detox Digital, pensado para que los jóvenes, junto con padres y educadores, aprendan a
relacionarse con la tecnología de una manera más consciente y equilibrada.



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